Rodolfo Braceli, entre las contadas notas que le hiciera a nuestro autor, hay una que él destaca en su libro Madre Argentina hay una sola que editó en 1997. De esa entrevista en donde Borges recuerda a su madre, destaco lo siguiente:
"Usted me pide que le responda sobre la palabra Maestro y sobre la palabra Infamia. Si con esas palabras quiere aludir a mis cualidades, le comento que no tengo nada de maestro, en todo caso, soy un alumno cada vez más antiguo...Infamias seguramente he cometido; admito el pecado de querer ser escritor, pecado sin duda, favorecido por la indulgencia de la gente, y la suya además, que ha venido ha elogiarme con su atención. Otro pecado que cometí (les estoy robando una vez más la palabra a los católicos) es haber sido impiadosa con mi madre. Ella persistía en la esperanza, le agradaba suponer que mi vista algo mejoraba, pero yo no le daba tregua y siempre le contestaba que estaba irremediablemente ciego. Qué me hubiera costado decirle a mi madre que estaba viendo un poco más... Ni cuando ella se moría le concedí la dicha de esa dulce mentira. Bueno, aquí tiene mi respuesta a su interrogante sobre la infamia. Siento una honda culpa por lo que no le di a mi madre...me hubiera costado tan poco... En fin, quisiera tenerla viva por un rato; quisiera que ella otra vez me preguntara cómo estoy de la vista para decirle 'Madre, qué curioso, estoy días ando mejor, estoy viendo un poco más...'Pero ahora ya es tarde para eso, sólo me queda el consuelo de haber aprendido que mucho más importante que las muertes heroicas son las vidas. Ser un poco más bueno con mi madre...eso hubiera sido heroico para mi."
Rodolfo Braceli, "Madre de Borges", en Madre Argentina hay una sola
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