miércoles, 27 de julio de 2011

Lo heroico

Rodolfo Braceli, entre las contadas notas que le hiciera a nuestro autor, hay una que él destaca en su libro Madre Argentina hay una sola que editó en 1997. De esa entrevista en donde Borges recuerda a su madre, destaco lo siguiente:

"Usted me pide que le responda sobre la palabra Maestro y sobre la palabra Infamia. Si con esas palabras quiere aludir a mis cualidades, le comento que no tengo nada de maestro, en todo caso, soy un alumno cada vez más antiguo...Infamias seguramente he cometido; admito el pecado de querer ser escritor, pecado sin duda, favorecido por la indulgencia de la gente, y la suya además, que ha venido ha elogiarme con su atención. Otro pecado que cometí (les estoy robando una vez más la palabra a los católicos) es haber sido impiadosa con mi madre. Ella persistía en la esperanza, le agradaba suponer que mi vista algo mejoraba, pero yo no le daba tregua y siempre le contestaba que estaba irremediablemente ciego. Qué me hubiera costado decirle a mi madre que estaba viendo un poco más... Ni cuando ella se moría le concedí la dicha de esa dulce mentira. Bueno, aquí tiene mi respuesta a su interrogante sobre la infamia. Siento una honda culpa por lo que no le di a mi madre...me hubiera costado tan poco... En fin, quisiera tenerla viva por un rato; quisiera que ella otra vez me preguntara cómo estoy de la vista para decirle 'Madre, qué curioso, estoy días ando mejor, estoy viendo un poco más...'Pero ahora ya es tarde para eso, sólo me queda el consuelo de haber aprendido que mucho más importante que las muertes heroicas son las vidas. Ser un poco más bueno con mi madre...eso hubiera sido heroico para mi."

Rodolfo Braceli, "Madre de Borges", en Madre Argentina hay una sola

jueves, 14 de julio de 2011

El amor de Borges por Buenos Aires

Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así celoso. Cuando yo estaba en otro país, por ejemplo en los Estados Unidos y alguien me dijo de visitar América del Sud, le he incitado a conocer Colombia, por ejemplo o le recomiendo Montevideo. Buenos Aires, no. Es una ciudad demasiado gris, demasiado grande, triste –les digo– por eso lo hago me parece que otros no tienen derecho a que les guste.

"Borges, sus días y su tiempo" de María E.Vázquez. Javier Vergara Editor, 1984

lunes, 4 de julio de 2011

¿Qué es un clásico?

Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. Previsiblemente, esas decisiones varían. Para los alemanes y austriacos el Fausto es una obra genial; para otros, una de las famosas formas del tedio, como el segundo Paraíso de Milton, o la obra de Rabelais. Libros como el de Job, la Divina Comedia, MacBeth (y, para mí, algunas de las sagas del norte) prometen una larga inmortalidad, pero nada sabemos del porvenir, salvo que diferirá del presente. Una preferencia bien puede ser una superstición.

"Sobre los clásicos", en Otras Inquisiciones