lunes, 7 de noviembre de 2011

Borges por otros: Pablo Neruda











Rita Gubiert: - Algunas personas lo acusan de tener actitudes antagónicas con respecto a Jorge Luis Borges.
Pablo Neruda: - Mi antagonismo hacia Borges puede existir bajo una forma intelectual o cultural, debido a nuestras diferentes orientaciones. Se puede luchar pacificamente. Pero tengo otros enemigos...no los escritores. Para mi el enemigo es el imperialismo y mis enemigos son los capitalistas y los que arrojan napalm sobre Vietnam. Pero Borges no es mi enemigo.
R.G.:- ¿Qué piensa de la escritura de Borges?
P.N.:- Es un gran escritor, y los pueblos de habla hispana deberíamos estar muy orgullosos de exista Borges...sobre todo, la gente de latinoamérica. Antes de Borges, teníamos muy pocos escritores que pudieran soportar una comparación con los escritores europeos. Hemos tenido grandes escritores, pero uno de tipo universal como Borges, no se encuentra a menudo en nuestros países. No puedo decir que él ha sido el más grande, y espero que sea superado por otros, pero en todos los aspectos ha abierto el camino y ha atraído la atención, la curiosidad intelectual de Europa hacia nuestros países. Pero de ahí a que yo combata a Borges, porque todo el mundo quiere que lo haga...nunca lo haré. Si él piensa como un dinosaurio, bien, eso no tiene nada que ver con mis ideas. El no comprende nada de lo que está ocurriendo en el mundo contemporáneo, y cree que yo tampoco comprendo. Por lo tanto, estamos de acuerdo.
R.G.:- El domingo vimos a unos jóvenes argentinos que estaban tocando la guitarra y cantadno una milonga de Borges. A usted eso le gustó, ¿no es cierto?
P. N.: - La milonga de Borges me gustó mucho...en especial porque es un ejemplo de cómo un poeta tan hermético -vamos a usar ese término -, un poeta tan sofisticado e intelectual pueda ocuparse de un tema popular, con sinceridad y precisión. Me gustó mucho la milonga de Borges. Los poetas latinoamericanos deberían seguir su ejemplo. 


Pablo Neruda entrevistado por Rita Guibert en el año de 1970, y publicado en The Paris Review.