miércoles, 27 de octubre de 2010

Borges y yo: un poema cubano

José Manuel Espino Ortega es un escritor cubano nacido en Colón hacia el año de 1966. Ha editado más de diez libros entre los que se cuentan Barco de sueños (1995), Rantés vive en la otra puerta (1996), Mapas del hijo pródigo(2001), Chico (2004), entre otros títulos.
El presente poema apareció en la selección Antología de la joven poesía cubana editada este año por la Biblioteca Nacional en sus muy curiosas ediciones de bolsillo. Habla de nuestro escritor con una visión original...




Borges y yo

Borges y yo nos soñamos en un tiempo quizás ido,
zozobrantes por el ruido de la lluvia y sus reclamos.
Borges y yo nos odiamos en páginas casi muertas, tomando
rosas inciertas del jardín que bifurcaba.
Borges y yo ante la aldaba de alguna ciudad sin puertas.
El que fue esa lluvia de oro, daba sus palos de ciego: Chuang Tzu, mariposa luego, Ulises sin más decoro que aceptar su propio azoro, la llanura, el asesino, una estatua en el camino, entrampamientos de cal, el tigre vasto y fatal, su marasmo
repentino.
Yo le busco en la escritura, tardía forma en que asoma y se
escapa en la paloma dejándonos la espesura.
Yo le busco en la blandura de Buenos Aires, traduzco su pecho lujoso, brusco entre imágenes macabras, malabar de las palabras. Yo le busco. Yo le busco.
Borges y yo / larga ausencia.
Borges y yo / torpes ojos.
Borges y yo / qué cerrojos.
Borges y yo / cuál demencia.
Borges y yo / vil dolencia.
Borges y yo / un ajedrez.
Borges y yo / su avidez.
Borges y yo / fiero puño.
Borges y yo / fiel rasguño.
Borges y yo / desnudez.
Él pedía alguna gracia, soplaba el viento de averno y era Borges tan eterno, tan Borges, tan su falacia. La intemperie que se espacia lo vuelve un ciego perfil, lo confina a un tiempo hostil que llamarán la memoria, como lluvia provisoria
rompiéndose en el cantil.
Yo fui aquel pez de Agrigento y el hombre que lo recuerda, la cicatriz a su izquierda, el mar temeroso, lento; el tajo en la noche, aliento del azul en su impostura, para amansar la locura el naufragio por estampa, digamos que fui una trampa, ficciones, literatura.
Borges y yo, la sospecha de transcurrir en los días repasando
melodías con el alma más deshecha.
Borges y yo, siempre acecha si el organillo prohíbe. No sabemos ya quién vive o quién muere de los dos, mas descubrimos a Dios que sin ojos nos reescribe.

jueves, 21 de octubre de 2010

Los derechos de Borges

Ultimamente el blog se ha añadido otra faceta partícular: La idea de acercar a Borges como contrapartida a la tan difundida axioma de que nuestro artista es un escritor-para-unos-pocos. Quizas por ese mismo motivo me veo no obligado pero sí en la necesidad de querer mostrar mi absoluto desacuerdo con la venta de los derechos totales de los más de 50 libros de Jorge Luis Borges a manos de su albacea y viuda, María Kodama, a la editorial Random House Mondadori por la suma de U$S 2.000.000, aprovechando para eso la Feria del Libro de Frankfurt. Si quieren ver más detalles de esa transacción, les dejo este link para que lo lean.

http://www.cronista.com/notas/248598-por-dos-millones-euros-la-obra-borges-cambia-editorial-emece-random-house-mondadori

No es que me afecte en particular la decisión de Kodama. Tampoco creo que la editorial Random House Mondadori tenga derechos a tener los derechos de Borges (valga la redundancia), pero lo que más me afecta, es que todo esto sea simple consecuencia de la economía. Mondadori ofrecio 700.000 dolares más que Emecé, (editorial que publicaba desde 1970 las obras de Borges) y con eso convenció a Kodama. Estamos hablando solamente de plata. Solo eso fue suficiente para dejar de lado algo tan tradicional en el mercado editorial argentino, asociar a Emecé con Borges.
¿El dinero efectivamente va a hacer más famoso a Borges o va a hacer más rica a Kodama?
Cuando leía esta noticia no puedo dejar de sentir cada vez más apego a la idea de que la obra de Borges debe estar bajo dominio público. No hay motivo para negarse a esa propuesta. Sinceramente en estas situaciones no me importa saber qué hubiese dicho Borges. Quizas sería alguna ironía. A lo que me refiero es que la obra de Borges abarca mucho de nuestra vida literaria, sobre todo para los que amamos la literatura como una forma de protección ante los embates de la vida. La obra de Borges permitió pensar a la Argentina desde un lugar particular. La obra de Borges permitió que la literatura argentina siga expandiéndose, permitiendole sobresalir más allá de los límites geográficos.
No hay motivo para negarse. La literatura es más que una suma de papel y lapicera. La literatura no es el negocio económico que se esconde detras de los derechos de Borges.
Lo que me indigna es que en este tipo de transacciones, la literatura se reduzca a una mera cifra capitalista, manejada por los intereses mezquinos de los que negocian.