martes, 11 de mayo de 2010

La obra de Borges


Esta entrada a diferencia de otras no me permite relacionar lo que voy a decir con la ciudad de Buenos Aires con la obra borgeana. Pero creo que por lo menos (para mi) es necesario mostrar el panorama en el cual se muestra el debate sobre las críticas tan seguidas que se le hicieron a María Kodama respecto no solo a la obra de Borges que permanece en sus manos sino tambien en la difusión de ciertos detalles públicos sobre él que no hacen ni a su obra y ni siquiera a su biografía.
Cuando se realizo la bienal Borges-Kafka en la ciudad de Buenos Aires, acaso con afan publicitario, Kodama realizó una serie de entrevistas a distintos medios respecto a la seguida corriente de críticas a la que es expuesta debido a una serie de textos que ha editado como además de los continuos juicios que inicia ante supuestas difamaciones. Las más llamativas, al menos para mí, fueron dadas a Veintitres (entrevista que fue nota de tapa) y a Para Tí. Los temas de ambos fue basicamente el mismo, mostrar a Borges desde lo íntimo, desde el ambito privado, sus gustos musicales, anecdotas, etcétera. Más allá de algunas cosas curiosas (omitiré mi opinión respecto que a Borges le gustaba Pink Floyd sencillamente porque no hace al blog ese supuesto "gusto")se volvió a hablar sobre los derechos de la obra del amigo Jorge Luis.
Destaco esta declaración de Kodama a Para Tí: "Dediqué mi vida a Borges. Y 23 años después de muerto, yo sigo con él. Son ellos los que quieren usurpar: si la obra de Borges estuviese en sus manos la habrían vendido al mejor postor. Yo soy un espejo de su odio y su resentimiento: vuelcan en mi lo que ellos tienen, y ven en mi lo que son. Ergo: se detestan. Cuando me dicen la Yoko Ono de la literatura me da una infinita pena. Demuestra su machismo y su xenofobia. (...) Si se lo traslada a la historia, la conclusion es que se está contra lo diferente, que es justamente la contradicción absoluta de lo que fue Borges. (...) Ellos no pueden soportar la libertad del otro y que, además, yo no haya sido alguien que pudiera manejar"
Lo dicho por ella no deja sino alguna inquietud por lo menos de parte del que escribe. ¿Quién es el mejor capacitado para manejar la obra de Borges? ¿Un hombre como Alejandro Vaccaro que ha sido denunciado por Kodama de querer vender 23 falsos textos manuscritos de Borges en España? ¿O Kodama, quién ha publicado los libros que Borges no quería reeditar ("El tamaño de mi esperanza", "Inquisiciones", "El idioma de los argentinos") y luego edita libros con los textos dispersos a lo largo de 70 años de producción borgeana?
Es muy simple preguntarse qué haría Borges en una situación similar. Pero indagando en su obra, pero también en el amor declarado a la literatura quizas la respuesta no sea tan difícil de encontrar. Sabiendo que Borges era aquel que se jactaba más de lo que leía que de lo que escribía y de que la literatura no era para él un asunto menor, quizas convenga que la obra permanezco bajo dominio público, no solamente para evitar todo este tipo de rencillas judiciales que dejan horribles sabores de boca no solo para los litigantes como también a los lectores, sino que de ese modo el acceso público a la obra del autor que más ha contribuido a la literatura argentina permitiría abrir un abánico de perspectivas positivas para el futuro de la sociedad y de la literatura misma.
Ni Kodama, ni Vaccaro o "Ellos" como la viuda dice son, creo yo, ejemplos para llevar adelante ese tipo de responsabilidad que es el de cuidar una obra entera de un autor. Entiendo y valoro la creación y los proyectos de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, pero eso no hace sino limitar la literatura que nuestro autor ha creado a un grupo de personas que sí puede leerlo sea por gustos literarios formados o por condición económica saludable. Pocos lugares como internet permiten el acceso a la obra de Borges (en su mayoría). En ese acceso debe radicar el principal objetivo de aquel que tenga los derechos de autor de un escritor extinto: la posibilidad de acercar a los que no pudieron ni pueden del mejor modo el registro de una literatura. Por estas limitaciones (económicas acaso, políticas acaso) se sigue considerando a Borges como un escritor "difícil". Dudo mucho que él sea un escritor de ese rango, sino que el acceso a sus libros es complejo pero no imposible de llevar. Una reforma de ese tipo puede llevarse a cabo tranquilamente; luego, los recuerdos, las intimidades de el escritor, colmaran páginas de revistas debidamente a su antojo.
Porque el acceso a su obra es necesario, no a sus intimidades.