miércoles, 30 de diciembre de 2009

Regalo de fin de año

No acostumbramos a poner links de desacarga de discos en el blog pero como es fin de año podemos permitirnos un regalo a todos aquellos que lo deseen y que por diversos motivos (sobretodo económicos) no pueden tenerlo. Directamente vinculado con nuestra anterior entrada en donde quisimos explayarnos sobre el tango en la obra de Borges aquí regalamos a nuestros visitantes el mítico disco que grabara Astor Piazzolla con poemas de J.L.B. Se llama "El Tango". No solo se destaca la música y la letra en este discos. Músicos talentosísimos como Kicho Díaz, Antonio Agri, José Bragato, Jaime Gosis se encuentran sumados a la necesaria voz de Emundo Rivero y las recitaciones de parte del gran actor Luis Medina Castro.
Un regalo y que lo disfruten.




Les dejamos el link:

http://linkseguro.com.ar/r/?r=ui53&v=1

Y como extra de fin de año: Un poema del primer libro de Borges, "Fervor de Buenos Aires", intitulado justamente 'Final del Año'.


Final del año

Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.


Feliz Año a todos desde Matrixdadatos!!!

domingo, 13 de diciembre de 2009

El Tango de Borges

Siempre hemos de recalcar en este blog, hasta que sea necesario, que no nos interesa en absoluto tratar con la vida de Borges para justificar tal o cual párrafo de tal o cual texto. Para eso existen buenos y malos analistas o críticos. En nuestro caso particular nos interesa unicamente la obra de Borges en relación a la ciudad de Buenos Aires, y relacionarla desde los elementos de la web 2.0. Si bien hemos frecuentado en alguna ocasión sobre los lugares que nuestro amigo ha recorrido siempre ha sido en consideración a su obra. En este caso, vamos a tomar un aspecto biográfico para luego tomar directamente a su obra. El tema es el Palermo del cuchillo en el que se crió.
En reiteradas oportunidades y de diversas formas (ensayos, poemas, cuentos, entrevistas, etc.), Borges destacó a su niñez como la época de su vida en donde afuera de las casas, más allá de la vasta biblioteca inglesa de su padre, abundaban los cuchilleros y los nombres de jerarquía en el ámbito malevo, como Juan Muraña por ejemplo. Producto de la nostalgia, o de un deseo de nostalgia, Borges editó en 1965 por Emecé un breve volúmen de poemas ("milongas")titulada "Para las seis cuerdas". Son once composiciones que recuerdan nombres, sucesos y vislumbran una forma de entender al viejo Palermo como el barrio que Borges transitó. Varios de estos poemas ("milongas")Astor Piazzolla los musicalizó en un sublíme disco titulado "El Tango" que editó en el mismo año que se editó "Para las seis cuerdas".
Este es un libro especial en la vida de Borges porque es la primera vez que acondiciona su literatura para conformidad de la música y el gusto popular. Aunque es sabido que a nuestro amigo no le gustaba el tango como hoy se lo conoce o disfruta. A él le gustaban las milonguitas propias de burdel, el primer tango de todos, ese tango prostibulario bailado por hombres o sino por los malevos y las putas. Adolfo Bioy Casares rescata en un libro de conversaciones algunos de los tangos que a Borges le gustaba: "El Choclo", "El serrucho" o "El Apache Argentino", etc. Cuando oía alguno de estas obras, decía Bioy, Borges gritaba "¡Viva la patria!". Puede entenderse que a él le gustaran estos tangos, pero también se puede justificar: la eclosión del tango-canción inaugurado por "Mi noche triste" en 1913 venía de una aceptación del tango como música y estilo bailable ni más ni menos que en París, pero al ser por fin aceptado en la sociedad argentina, la necesidad de acceder a todo tipo de público permitió hacer arreglos especiales y a imponer nuevos temas a los tangos que sean accesibles a todos y no a unos meros clientes de burdel. Ese tango que vino después, a Borges no le gustó porque ya no lo representaban los temas nuevos: ni el hombre sensiblero, rencoroso, mujeriego, etc. Volviendo a "Para las seis cuerdas", Borges editó un breve volumen de poemas ("milongas")que al ser musicalizadas debían rescatar ese viejo tango de burdel. Aunque hay una salvedad: esos tangos no hablarán de sexo como se generalizaba anteriormente, sino de la vieja estirpe de Palermo, habitado en los nombres de los personajes ilustres y su hombría: Francisco Paredes, Juan Muraña, Jacinto Chiclana,etc. En algun momento dijimos que Borges editó este libro por nostalgia o por deseo de nostalgia. Si él vivió esa época ¿por qué desearía ser nostalgioso? Es aquí en donde entran dos puntos escenciales de su obra: la muerte y el valor.
La muerte es un tema muy recurrente en la poesía de Borges. Ejemplos de ella podemos encontrar desde "El general Quiroga va en coche al muere" hasta "El remordimiento" y más allá también. El toma a la muerte o al recuerdo de personas cercanas o no, para rescatar el recuerdo del fatal olvido inmerecido. Quizas no sea tanto el tema de la muerte sino el de los muertos el tema que se impone: los que no habitan este mundo pero que se imponen en Borges bajo una presencia necesaria en su vida. Aunque no son solamente aquellos que guardan un buen recuerdo en la memoria del poeeta, sino también esos personajes que le generan un profundo rencor: tal es el caso de "Rosas", uno de sus primeros poemas. La muerte, o los muertos, en Borges, son figuras destacadas erigidas por el yugo de sus ideas, que confrontan o se alínean con el poeta para que él se descubra. Los muertos lo ayudan a entenderse. Por eso, al escribir sobre la muerte de su madre decía lo siguiente:

"He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados
."

(Sobre este poema alguna vez Antonio Carrizo le dijo que era muy tanguero en cuanto a su melancolía)
Los muertos, la muerte, o la ausencia de los vivos traman sobre él una doble pregunta sobre la cuál indagará durante toda su obra: qué queda de mí en los muertos, y qué queda de los muertos en mí.
El valor es el segundo punto. Ligado con el tema de la muerte, Borges lo toma como referencia indispensable para la vida. Todos los muertos (o casi todos) a los que el poeta les camta son aquellos que se destacan por una lucha en especial: el coronel Francisco Borges, su madre, y ya más cercano en el tiempo, los mismos soldados que combatieron en las Islas Malvinas sea en el bando argentino como inglés. Para esto, invito a releer esos bellísimos poemas incluídos en el último libro que escribió, "Los Conjurados". Como planteo, Borges toma al valor, o en su caso la falta de valor, para cantar a aquellos que sí lo han tenido a traves de sus hazañas. Y no solamente desde el bando de los cuchilleros, sino también desde la misma mitología anglosajona, el "Martín Fierro",su bisabuelo vencedor en Cepeda. La literatura, pienso yo, terminó siendo el refugio en donde él podía enfrentar a la muerte o a los embates de la vida de una forma sagaz. "El hombre de la esquina rosada", con ese sensacional final, podría ser un ejemplo de lo que digo. El valor ha sido para Borges una carencia, pues el serio caracter de la vida ante un cuerpo tímido lo derrotó. Y así como los chicos se miran al espejo para imaginar que tienen músculos y así derrotar al malo del grado para lograr un beso de la chica a la que secretamente aman, Borges vió en la literatura el refugio para enfrentar a las peores cosas de la vida.
Esto se relaciona invariablemente con "Para las seis cuerdas" pues esos dos puntos navegan en la obra constantemente. Mostrado como una obra conceptual, "El Tango", el poema que abre el libro(y el disco de Piazzolla), se manifiesta como una obertura desde la cuarteta inicial:

"¿Dónde estarán?, pregunta la elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en donde el Ayer pudiera
ser el Hoy, el Aún y el Todavia
."

Borges dice que es ahí, en el libro en donde esas voces se encuentran. No es poco entonces la presencia de los nombres como una fuerte cita. Como si esos mismos personajes nos invitaran a conocerlos. En ellos está el valor y la muerte para rendir tributo a su infancia como a su barrio. El mismo Borges sabía que ya no iba a poder ser tanvaliente como ellos (tenía 66 años y estaba ciego) por lo que tomo una actitud que, si bien menor, servía para rescatar a esos personajes del olvido: la literatura. Entendió que la historia necesita ser escrita por alguien, pero así como los juglares también cantaban las proezas de las batallas y sus guerreros, Borges vió en la música y más precisamente en ese viejo tango prostibulario la cifra exacta de su homenaje. Y así como los anglosajones tenían su mitología, Borges que su barrio Palermo también la merecía.
Oigamos en la voz de Borges, "Milonga de Jacinto Chiclana", como acercandonos a la historia.



Está en ustedes gritar o no "¡Viva la Patria!".

domingo, 29 de noviembre de 2009

El tango

Sobre este poema quiero esbozar una breve exposiciín en los proximos días. El poema lo musicalizó Borges, lo recitó Medina Castro y lo canto Rivero.


El tango


¿Dónde estarán?, pregunta la elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en que el Ayer pudiera
ser el Hoy, el Aún y el Todavía.

¿Dónde estará (repito) el malevaje
que fundó, en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones,
la secta del cuchillo y del coraje?

¿Dónde estarán aquellos que pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio,
lucro o pasión de amor se acuchillaron?

Los busco en su leyenda, en la postrera
brasa que, a modo de una vaga rosa,
guarda algo de esa chusma valerosa
de los Corrales y de Balvanera.

¿Qué oscuros callejones o qué yermo
del otro mundo habitará la dura
sombra de aquel que era una sombra oscura,
Muraña, ese cuchillo de Palermo?

¿Y ese Iberra fatal (de quien los santos
se apiaden) que en un puente de la vía,
mató a su hermano el Ñato, que debía
más muertes que él, y así igualó los tantos?

Una mitología de puñales
lentamente se anula en el olvido;
una canción de gesta se ha perdido
en sórdidas noticias policiales.

Hay otra brasa, otra candente rosa
de la ceniza que los guarda enteros;
ahí están los soberbios cuchilleros
y el peso de la daga silenciosa.

Aunque la daga hostil o esa otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.

En la música están, en el cordaje
de la terca guitarra trabajosa,
que trama en la milonga venturosa
la fiesta y la inocencia del coraje.

Gira en el hueco la amarilla rueda
de caballos y leones, y oigo el eco
de esos tangos de Arolas y de Greco
que yo he visto bailar en la vereda,

en un instante que hoy emerge aislado,
sin antes ni después, contra el olvido,
y que tiene el sabor de lo perdido,
de lo perdido y lo recuperado.

En los acordes hay antiguas cosas:
el otro patio y la entrevista parra.
(Detrás de las paredes recelosas
el Sur guarda un puñal y una guitarra.)

Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía,

que sólo es tiempo. El tango crea un turbio
pasado irreal que de algún modo es cierto,
un recuerdo imposible de haber muerto
peleando, en una esquina del suburbio.

De "Para las 6 cuerdas", Emece, 1965.

Hipocrita sería de mi parte no incluir la canción propiamente dicha. No es su versión original, pero no menos hermosa.Ignoro sus interpretes. Aquí va.

lunes, 27 de julio de 2009

La literatura como una de las formas de la vida

Consideramos de vital importancia trabajar en esta entrada un punto especial que muchos han dejado de lado en una inverosímil polémica surgida en la revista Ñ. Primero, pasemos al genésis de esa discusión. Hace pocas semanas, el escritor Fabián Casas publicó un ensayo en ese semanario donde daba a sugerir que la literatura de Borges cambió y derivó en lo que hoy conocemos como "borgeano" a partir de una fracaso amoroso con la genial escritora Haydeé Lange a manos de Oliverio Girondo en el año de 1928, tomando como base la biografía de E. Williamson, "Borges. A life", editada en 2005. Esto ocurrió, según se cuenta, en una cena promocionada por una revista y Borges estaba enamorado de Lange. Él la acompañó hasta dicha cena pero volvió solo dado que los encantos de Girondo cautivaron a la muchacha que se quedó con él.
A la semana siguiente, en la misma publicación, Alejandro Vaccaro, sin dudas la persona que más se dedicó a Borges en el mundo, escribió una columna en donde refutaba a Casas, dando a entender que en realidad no existe un hecho paticular por el cual pensar que una mujer, o ese fracaso amoroso, le hizo dar un viraje en su literatura. Fueron varios los hechos por los que Borges pasó como para pensar en un cambio en su literatura. Él da cuenta de uno en especial, cuando el 31 de diciembre de 1939, se golpea la cabeza contra el marco de un espejo, desangrándolo, derivando en una cirujía de urgencia. Tras ese suceso a Borges se le ocurrió uno de sus textos más lograods: "Pierre Menard, autor del Quijote". Con esto Vaccaro quiere darnos a entender que en Borges, los sucesos de su vida son los que lo influencian a hacer literatura. Por consecuencias de ellos, recae en la literatura de la manera en que lo conocemos hoy por hoy.
Desde hace tres sábados, en el correo de lectores de esa misma revista, viene dandose una discusión una muy descabellada discusión entre lectores respecto de cierto psicologismo en la obra de Borges, llegando a decir que él "exaltaba todo lo que desdeñaba" en referencia a su argentineidad (palabra despreciable, por cierto).
¿Cuál puede ser esa vinculación entre estos tres puntos, podría preguntarse cada uno de los visitantes? Casas, Vaccaro y los lectores de Ñ, asumen como dada una posición un tanto rara que es la de posicionar la vida de Borges por encima de la literatura que hizo. Que los sucesos de su historia particular fueron los que hicieron surgir de él una literatura universal. No digo que estas personas olviden la obra que Borges hizo sino que sobre ella buscan un punto para justificar psicológicamente el texto que hizo. El siglo XX ha sido entre otras cosas el siglo del psicoanálisis. No es de extrañar que muchas personas quieran meter en terapia a los textos de Borges como si en ellos fueran a encontrar algun Edipo, alguna Electra, una mujer llamada Haydeé Lange que se va con un tal Girondo, etc.
Nuestro austero blog, en nuestra posición particular piensa que meterse con la vida de Borges para justificar algo como su obra es bastante errado. Desde este mismo lugar nos hemos manifestado en contra de usar el nombre de Borges y su obra (o su vida) para justificar su vida (o su obra). Lo que queremos defender es la obra de Borges situada en la ciudad de Buenos Aires, adornado con los herramentales tecnológicos de la web 2.0 y así darle a una obra de Borges un carácter más moderno y ver cómo estos recursos pueden aplicarse hacia eso. Pero siempre desde la obra de Borges, por lo que expulsamos de lleno un planteamiento psicológico. No es una crítica, sino una realidad: no hay tanto intringulis freudiano en un cuento como "La biblioteca de Babel". En el prólogo a "La invención de Morel" de Bioy Casares, hay una manifestación crítica a los argumentos de las novelas psicologistas. En general, él siempre ha sido crítico de la materia diciendo que era una rama de la literatura fantástica. Borges por sobre todas las cosas, amaba a la literatura. Y no por encima de la psicolgía sino por encima de la vida o de la realidad misma. Todos sus textos, todo lo que quiso hacer, intuimos, fue una tentativa por querer otorgar a la realidad la cuota necesaria de literatura. Es decir, bucear en nuestra vida cotidiana, y ver que en ella también hay literatura como una parte de nosotros. Esa es la intención, asimismo, de nuestro blog. Bucear por esos lugares comunes de esta vasta ciudad y ponernos a preguntar, ya sea en forma ficcional, sobre la posibilidad de un Zahir o de un Aleph. La novela psicologista o de índole realista, le quitaba literatura, lease magia, a esa vida cotidiana al ser solo numeración de hechos, decía Borges. Más allá de nuestra posición (leemos a Joyce, leemos a Balzac, a Flaubert) esa posición particular de Borges es la que queremos defender en este espacio. Ricardo Piglia recuerda que en algun lado nuestro autor decía que la lectura, el acto de leer es un acto de defensa contra la realidad o mismo contra el tiempo. La vida se detiene mientras los hechos de la literatura tengan lugar en nuestra imaginación.
La literatura como una parte escencial de la vida, la literatura como parte anuladora de la vida. La literatura se impone contra los embates de la vida y sobre ella la adorna. Borges busco eso toda la vida. Ese caracter mágico de la obra de Borges sobre la ciudad de Buenos Aires, esa mitologia indeterminada y contemporánea es la que defendemos desde este espacio.
Bioy Casares recuerda en un libro de conversaciones que mantuvo con el periodista Sergio López ("Palabra de Bioy", Emecé, 2001)una anécdota que ilustra este caracter determinante de la literatura en la vida de Borges: cuando fue consultado para una encuesta, una de las preguntas que debía contestar era "¿Cuál fue el primer libro que leyó?",él respondió "The Adventures of Huckleberry Finn" de Mark Twain cuando en realidad había sido "The Adventures of Tom Sawyer" del mismo autor. Cuando Bioy le preguntó porqué dijo eso, Borges le respondió que "Tom Sawyer" no le había gustado tanto, por lo que dijo la otra opción. Es decir, Borges altró un hecho de su pasado solamente para no defraudar a la literatura. No mintió. Quiso salvar la literatura a una pregunta de una encuesta. Esta alteración "es el mejor homenaje que se le puede hacer a la literatura" remata Bioy Casares. Y nosotros también.

lunes, 29 de junio de 2009

Los cementerios y Borges

El punto al que quisieramos referirnos hoy es a ese poema dividido en dos partes titulado "Muertes de Buenos Aires" que publicara en "Cuaderno San Martín" en el año 1929. Es un texto que Borges se encarga de dividir por cuestiones de ordenamiento (el primero habla del Cementerio de Chacarita y el segundo, del de Recoleta) como por cuestiones políticas. En el primero paran a reposar los " muertos de barba derrumbada y ojos en vela, / muertas de carne desalmada y sin magia ". En el otro, que Vaccaro piensa en dejar como su morada final, la tradición familiar está presente más que nunca. Ahí, en Recoleta, Borges pensaba descansar, pero también está presente la política: Rosas, sus antepasados militares. Esa referencia ineludible como pertenencia a una fracción política lo lleva a Borges a ponderar a este cementerio como de un " pórtico valeroso / y la generosidad de ciego del árbol ". O sea, historia, naturaleza, política, paz, son las características escenciales de este lugar. En la Chacarita, " desaguadero de esa patria de Buenos Aires ", es el lugar donde se junta la plebe, ahí está la Quema. Es el lugar criticado, el lugar donde se vive la muerte, " no en la otra vida ".
Vale la pena recordar que este es un Borges joven, y no es motivo de crítica alguna publicar este post para defenestrar la obra de Borges respecto a esta porción de esta ciudad a la que amó tanto; pero hay que advertir que muchas personas piensan así, no con estas palabras desde ya: dudo much oque esas personas hayan leído a Borges, hayan leído un libro, hayan leído.
Pongamos para todos, pues, este poema de Borges titulado "Muertes de Buenos Aires".

Muertes de Buenos Aires

I

La Chacarita

Porque la entraña del cementerio del sur
fue saciada por la fiebre amarilla hasta decir basta;
porque los conventillos hondos del sur
mandaron muerte sobre la cara de Buenos Aires
y porque Buenos Aires no pudo mirar esa muerte,
a paladas te abrieron
en la punta perdida del oeste,
detrás de las tormentas de tierra
y del barrial pesado y primitivo que hizo a los cuarteadores.

Allí no había mas que el mundo
y las costumbres de las estrellas sobre unas chacras,
y el tren salía de un galón en Bermejo
con los olvidos de la muerte:
muertos de barba derrumbada y ojos en vela,
muertas de carne desalmada y sin magia.

Trapacerías de la muerte -sucia como el nacimiento del hombre-
siguen multiplicando tu subsuelo y asi reclutas
tu conventillo de ánimas, tu montonera clandestina de huesos
que caen al fondo de tu noche enterrada
lo mismo que a la hondura del mar.

Una dura vegetación de sobras en pena
hace fuerza contra tus paredones interminables
cuyo sentido es la perdición,
y convencidas de mortalidad las orillas
apuran su caliente vida a tus pies
en calles traspasadas por una llamarada baja de barro
o se aturden con desgano de bandoneones
o con balidos de cornetas sonsas de carnaval.

(El fallo de destino más para siempre,
que dura en mí lo escuche esa noche en tu noche
cuando la guitarra bajo la mano del orillero
dijo lo mismo que las palabras, y ellas decían:
La muerte es vida vivida
la vida es muerte que viene;
la vida no es otra cosa
que muerte que anda luciendo.)

Mono del cementerio, la Quema
gesticula advenediza muerte a tus pies.
Gastamos y enfermamos la realidad: 210 carros
infaman las mañanas, llevando
a esa necrópolis de humo
las cotidianas cosas que hemos contagiado de muerte.

Cúpulas estrafalarias de madera y cruces en alto
se mueven -piezas negras de un ajedrez final- por tus calles
y su achacosa majestad va encubriendo
las vergüenzas de nuestras muertes.

En tu disciplinado recinto
la muerte es incolora, hueca, numérica;
se disminuye a fechas y a nombres,
muertes de la palabra.

Chacarita:
desaguadero de esa patria de Buenos Aires, cuesta final,
barrio que sobrevives a los otros, que sobremueres,
lazareto que estas en esta muerte no en la otra vida,
he oído tu palabra de caducidad y no creo en ella,
porque tu misma convicción de angustia es acto de vida
y porque la plenitud de una sola rosa es más que
tus mármoles.

II

La Recoleta

Aquí es pundonorosa la muerte
aquí es la recatada muerte porteña,
la consanguínea de la duradera luz venturosa
del atrio del Socorro
y de la ceniza minuciosa de los braseros
y del fino dulce de leche de los cumpleaños
y de las hondas dinastías de los patios.
Se acuerdan bien con ella
esas viejas dulzuras y también los viejos rigores.

Tu frente es el pórtico valeroso
y la generosidad de ciego del árbol
y la dicción de pájaros que aluden, sin saberla, a la muerte
y el redoble, endiosador de pechos, de los tambores
en los entierros militares;
tu espalda, los tácitos convetillos del norte
y el paredón de las ejecuciones de Rosas.

Crece en disolución bajo los sufragios de mármol
la nación irrepresentable de los muertos
que se deshumanizaron en tu tiniebla
desde que María de los Dolores Maciel, niña del Uruguay
-simiente de tu jardín para el cielo-
se durmió, tan poca cosa, en tu descampado.

Pero yo quiero demorarme en el pensamiento
de las livianas flores que son tu comentario piadoso
-suelo amarillo bajo las acacias de tu costado,
flores izadas a conmemoración en tus mausoleos-
y el porqué de su vivir gracioso y dormido
junto a las terribles reliquias de los que amamos.

Dije el enigma y diré también su palabra:
siempre las flores vigilaron la muerte,
porque siempre los hombres incomprensiblemente supimos
que su existir dormido y gracioso
es el que mejor puede acompañar a los que murieron
sin ofenderlos con soberbia de vida,
sin ser mas vida que ellos.


Aquí, como regalo virtual, y como posicionamiento geográfico desde ya, dejamos el mapa satelital de ambos cementerios. En primer lugar, el de Chacarita.


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Y aquí, el de la Recoleta.


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jueves, 7 de mayo de 2009

Las voluntades de Borges

Es necesario recalcar desde este punto tan invisible e la Internet, nuestro blog, la opinión casi innecesaria del nombre de Borges ante distintas situaciones que acaecieron hace algunos meses respecto de la probable idea de repatriar los restos de él a Buenos Aires luego de permanecer 23 años en el cementerio de Ginebra, donde aún sigue reposando. En primer lugar, asumimos la responsabilidad de lo que aquí se diga; en segundo lugar, seguimos creyendo que Borges descanse en paz en el lugar donde está, lo cual no implica en este caso una defensa de la señora Kodama, viuda y albacea literaria de su obra; en tercer lugar, asumimos un rol absolutamente crítico y paradójicamente neutral respecto de ste tema. No creemos que tomar la obra de Borges para repatriar sus restos sea la mejor excusa como así lo ha expresado Alejandro Vaccaro, el mejor estudioso de la obra de Borges, aún sabiendo que eso lo ha expresado en infinidad de textos. Nada hay tan distinto de la obra de Borges, (compleja, entramada, de calculos específicos)que Borges mismo, hecho de carne, hueso, uñas, como nosotros, y de expresiones, como nosotros. Ginebra era el lugar con el que se reconcilió con la juventud, con la historia misma que tuvo. Borges volvió a Ginebra para retroceder en el tiempo y mirarse a sí mismo, como en su genial cuento "El otro". Respetar esa decisión es necesaria para comprendernos mejor a nosotros mismos. Pero tampoco estamos vinculados a una visión de su viuda, María Kodama, que pide respetar la voluntad de Borges que fue la de morir en Ginebra. Rescatamos ese deseo, pero nos parece profundamente contradictoria con su actitud de haber reeditado "El tamaño de mi esperanza", "El idioma de los argentinos" e "Inquisiciones", libros de juventud que Borges escribió y publicó y de los que siempre renegó incluso sacandolo de la edición de las Obras Completas que Editorial Emecé publicará en 1974. En ese sentido respetar la voluntad de Borges también hubiera sido lo mejor, así como hizo con Adolfo Bioy Casares su albacea Daniel Martino de respetar la decisión de no volver a editar los primeros cinco libros de él. Además de todo esto, la idea que promovió esta polémica, olvidada, fue un proyecto de una diputada del Frente por la Victoria, kirchnerista, es decir, peronista (pese a todo). Paradojas. Esas a las que Borges tanto le gustaba y que con tanta gracia expresó en varios textos. Desde nuestro punto de vista, la mejor decisión que puede La Politica (con mayúsculas) es la de promover la obra de Borges invitando a los chicos a viajar por el placer de la lectura. Planes para realizar esto en materia de educacion hay. Se hizo con los cuentos de fútbol en diversas canchas, se hizo ahora con una prodigiosa edición en 2 dvd del programa televisivo "Ver para Leer" que conduce Juan Sasturain. Esa es una salida ejemplar para realizar, no trayendo los restos que quedan del cuerpo de Borges para que cualquier imbecil que no lo leyó en su vida se saqué una foto. La promoción por la lectura es sin duda el mejor homenaje que se le puede dar a él. El, que se enorgullecía de los libros que había leído, en vez de los que había escrito. Remover huesos no llevan a nada si esos huesos no se defienden. Y Borges se defiende. Además traer el cuerpo de Borges sería casi una perogrullada. El alma de él viaja por donde ha estado, llevandonos a cada momento a un extásis de la literatura. Esa "perfección literaria" de la que hablaba Foucalt. Borges está presente en nosotros porque siempre estamos volviendo a él. Y así como volvemos, oigamos cuando recordaba que todos los años que había vivido en Europa eran ilusoríos...
"Yo siempre estuve (y estaré) en Buenos Aires."

lunes, 2 de febrero de 2009

Borges y el Aleph

Hemos vuelto después de casi tres meses a este blog que tan lindos momentos nos trae. El asunto de hoy es ni más ni menos que esa obra culmine (en tanto estilo, escritura, trama, etc.) de la literatura hispanoamericana de todos los tiempos que es "El Aleph". No es poco para nosotros tratar con este texto necesario de todos los tiempos. Su trama transcurre en la ciudad de Buenos Aires pero más que nada en el barrio de Constitución, lugar al que Borges ya había usado de escenario para otro cuento suyo "El Zahìr", y sobre el que hablamos anteriormente en otras entradas. Y todo empieza, misteriosamente en la obra borgeana, con una mujer. La muerte de una mujer: Beatriz Viterbo. Escribe Borges:
"La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se redujo un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios (...)".
Esa mujer da paso a la entrada de la vida de Carlos Argentino Daneri. Uno de los personajes más extraños y enigmáticos de toda la obra de Borges. Biografos y estudiosos de todo el siglo XX y XXI pugnan en saber quién es el ser escondido detrás de ese nombre. Algunos lo vinculan a una visión del ser argentino que Borges criticaba(solía decir que el argentino pugna más en parecer que en ser), otros a Pablo Neruda, poeta del que no guardaba las mejores opiniones, etc. Sin embargo, Daneri está inscripto en la obra, y en la obra dice que está intentando armar una vasta empresa que es "La Canción de la Tierra": un poema que busque abarcar todos los tiempos y todos los lugares posibles. Borges ve un poco ambicioso proyecto pero Daneri le dice que está armandolo. Pero una firma de abogados, quiere tirar abajo la musa que le permite vislumbrar ese poema: "la vieja casa inveterada de la calle Garay" que pertenecía a sus padres. En esa casa dice él, se encuentra el Aleph, uno de los puntos del espacio que contienen todos los puntos. Dice Borges que dice Daner:
"-Está en el sótano del comedor (...). Es mío, es mío: yo lo descubrí en la niñez, antes de la edad escolar. La escalera deñ sótano empinada, mis tíos me tenían prohíbido el descenso, pero alguien dijo que había un mundo en el sótano. Se refería, lo supe después, a un baúl, pero yo entendí que había un mundo. Bajé secretamente, rodé por la escalera vedada, caí. Al abrir los ojos, vi el Aleph."
Borges duda del monólogo del amigo pero sin embargo accede a ingresar en ese sótano de la calle Garay, a bajar esa escalera vedada y empinada.
Los datos otorgados por Borges no permiten una dirección exacta del lugar, pero creemos afirmar (sobre todo por el final del cuento, cuando dice que aparece en las escaleras de Constitución) que el lugar se encuentra a breves cuadras de la Plaza Constitución.
El mapa satelital nos brinda una imagen del lugar.


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Como dijimos, Borges accede a bajar el sótano y enfrentarse con ese mundo. Y cuenta lo siguiente:
"Cumplí con sus ridículos requisitos; al fin se fue. Crró cautelosamente la trampa; la oscuridad, pese a una hendija que después distimguí, pudo parecerme total. Subitamene comprendí mi peligro: me había dejado soterrar por un loco, luego de tomar un veneno. Las bravatas de Carlos transparentaban al íntimo terror de que no viera el prodigio; Carlos, para defender su delirio, para saber que no estaba loco, tenía que matarme. Sentí un confuso malestar, que traté de atirbuir a la rigidez, y no a la operación de un narcótico. Cerre los ojos, los abrí: Entonces vi el Aleph".
Creemos que Borges pudo ver algo así, según la visión de Narcisa Hirsch:



"-Tarumba habrás quedado de tanto curiosear donde no te llaman -dijo una voz aborrecida y jovial-. Aunque te devanes los sesos, no me pagarás un siglo esta revelación.¡Qué observatorio formidable, che Borges!"
Era Daneri, esperándolo sin matarlo a Borges.
Un Borges que ya no era él, un Daneri que no era él. Todo había cambiado. Todo había dejado de tener esas formas implacables de la rutinas. El mundo habíase transformado. Buenos Aires también lo había hecho:
"En la calle, en las escaleras de Constitución, en el subterráneo, me parecieron familiares todas las caras. Temí que no quedaría una sola capaz de sorprenderme, temí que no abandonara jamás la impresión de volver".
Sin embargo, así como todo cambia, todo vuelve.
"Felizmente, al cabo de unas noches de insomnio, me trabajó otra vez el olvido".

(Las citas de "El Aleph" pertenecen al libro homónimo, publicado en 1949)