martes, 23 de marzo de 2010

"Borges por él mismo": un disco

En alguno de los primeros posts que publicamos en este blog hemos puesto una referencia a una serie de grabaciones que Borges realizó en 1967 para un disco llamado "Borges por él mismo". Eran 18 poemas que incluían unos muy antiguos como "El General Quiroga va en coche al muere" como algunos muy breves como "Le Regret D'Heraclite" de apenas dos versos.
En ese link estaban a su disposición la pagina de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges que dejó los audios de ese mismo disco. Ese Long play de casi 45 minutos se editó en 1967 como ya dijimos pero hubo posteriores reediciones, incluso hubo una en cd de hace casi 3 años. Pero hoy se encuentra totalmente descatalogado.
Quizás no sea nuestro animo el dejar discos descatalogados, para eso se encarga el que a mi juicio es el mejor blog musical de toda latinoamérica, administrado por Danito losquenoseconsiguen.blogspot.com pero lo que sí queremos hacer es dejar este trabajo muy difícil de conseguir de nuestro amigo Borges ya no tanto para que sea escuchado desde una maquina sino para que se pueda conservar en los formatos que se desee.
Este es el link de acceso a ese disco

http://freakshare.net/files/rmjs4q0s/BorgesElMismo.rar.html

Aca hay algunas portadas que tuvo ese disco






Por último, una anécdota que le ocurrió a Borges y a el productor de este disco, el notable poeta y librero Héctor Yánover. Se cuenta que desde un principio Yánover quería incluir en el LP el poema "Fundación Mítica de Buenos Aires", del que ya hablamos en otra ocasión. El se lo propuso a Borges y él lo rechazó diciendo que no valía la pena recitar un poema tan viejo, que no le iba a gustar a nadie, etc. Pasaban los días y Borges seguía rechazando la propuesta de Yánover. Cuando fue el día de la grabación,porque el disco se grabó en un solo día, Yánover se le acercó a Borges y le dijo: "¿Sabe por qué le pedí el poema, Borges? Me lo pidieron de la grabadora" Lo cual era mentira. Borges, entonces, recapacitó y le dijo: "Ah, mire, yo de esas cosas no entiendo, así que mejor se lo grabo".

Disfrutenló.

lunes, 15 de marzo de 2010

Borges y Macri

Decidido a querer dar cuenta de todo aquello que relacione la obra de Borges y la ciudad de Buenos Aires, me veo en la obligación de escribir sobre un proyecto que se ha llevado a cabo hace dos semanas por iniciativa del Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es la de llevar varios libros de J.L.B. a 15 cafés de importancia. La propuesta, llamada “Yo leo en el bar”, presentada por el Ministro de Cultura, Hernán Lombardi, la viuda y albacea literaria de Borges, María Kodama y la actriz Ingrid Pellicori, quien se encargo de recitar poemas, tiene el objetivo de alcanzar estos textos a la población desde los espacios públicos.
En esta dirección podrán ver la noticia con la respectiva cantidad de libros escogidos y los cafés en donde se encuentran.

http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/al_dia/lectura_bar_10.php?menu_id=20277

En un principio, tomando en cuenta el simple hecho de la noticia, es decir, promocionar la obra de Borges (bastante promocionada ya) en los cafés para “acercarla” a la población, uno podría comentar con absoluta inocencia: “Está bien, llevar los libros a un espacio como un café, donde pasa mucha gente, que en vez de leer el diario leen algún poema o algún ensayito”. Pero situándonos en un aspecto social, incluso político, llevar la obra de Borges solamente a los cafés ofende a Borges desde el placer mismo de leer. Un lugar como un café es de estadía breve, es un centro de distensión de las obligaciones laborales y sociales, para luego (repuesto) volver a insertarse en el sistema al cual está transitando. La lectura, el ejercicio de la lectura y el placer que genera la lectura requieren de un esfuerzo particular. Comprender, por ende, la obra de Borges no va a llevar el tiempo que requiera un capuchino o comerse un tostado. La lectura requiere de espacios de concentración como una biblioteca. Pero para eso están afortunadamente las buenas cantidades de bibliotecas en la ciudad de Buenos Aires. Llevar a un café la obra completa de Borges implica pensar que en algún momento llevarán estos textos a un spa o a un gimnasio. Hace un par de años hubo una iniciativa del Estado para llevar a los estadios cuentos de fútbol de Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa o Eduardo Sacheri. Duró un solo campeonato.
El llevar adelante proyectos culturales implica llevar además una coherencia especial. En una institución como el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un proyecto cultural debe necesariamente abarcar a toda la población porteña para su realización. A mí me toca cruzar la ciudad y puedo asegurar (están los comentarios para decir si están de acuerdo o no) que cada vez hay menos personas en los cafés: o sea, sólo una mínima parte de los millones de habitantes de la ciudad tienen ese acceso a leer. Si lo leen, bienvenido sea. El actual gobierno de Mauricio Macri , aparte de llevar con sincero fracaso todo lo que se propone, tiene problemas muy graves en el aspecto cultural, de los cuales el Teatro Colón y el Complejo Cultural San Martín son ejemplos claros. El acceso a una cultura musical o literaria tiene que estar limitado a todos los habitantes, repito. Y a nadie más que ellos. El principal, o uno de los principales problemas de Macri, desde la cultura es el tema Educación (Sí, la educación es cultura), con los constantes y justificados paros docentes por un mejor salario y una mejor educación para los chicos, para así prevenirlos de todo aquello que los medios de comunicación quieren inculcar con afán de mercado. A esos chicos, los maestros no van a poder otorgarles el placer de la lectura o el placer de leer a Borges sencillamente porque no tienen acceso, y no por limitaciones mentales sino por limitaciones políticas. Ellos no acceden porque no conviene que se acerquen a esos autores. Sin embargo, alguien que va a un cafecito y se toma un capuchino puede darse el lujo (si quiere) de leer un poema, un cuento o un ensayo de J.L.B. Es decir, la obra de nuestro autor está cada vez más restringida. Desplazada a campos de acción social cada vez más específicos. Probablemente se me diga que el café es el ícono representativo del ambiente intelectual de la ciudad. Sí, lo es. Pero, ¿solamente los intelectuales pueden leer a Borges? La necesaria inserción de un nuevo método de estudio, que incentive a los chicos no a ser mejores y a competir con sus semejantes sino a ser mejores personas y a dar lo mejor de sí para mejorar el mapa social en que vive, incluso en la lectura, es el deber de una clase política coherente y en verdad popular. Mientras tanto sigamos así, el acceso a la obra de Borges (necesaria para entender los intrincados laberintos del alma humana; útil para aprender las riquezas del idioma castellano; imprescindible para fomentar el hábito de la lectura y la escritura) va a seguir siendo custodiada por manos elegidas por su condición de clase, y no por manos que busquen encontrar una ficción para seguir viajando.