domingo, 26 de octubre de 2008

Juan Muraña

Borges, en un viaje a Morón, se encuentra con un viejo amigo, quien le asegura ser nieto de Juan Muraña, un malevo que recorrió y atemorizó el Barrio de Palermo. Así, le cuenta una historia, que se desarrolla en una casa de Pasaje Russell:

"Por el tiempo del Centenario, vivíamos en el Pasaje Russell, en una casa larga y angosta. La puerta del fondo, que siempre estaba cerrada con llave, daba a San Salvador. En la pieza del altillo vivía mi tía, ya entrada en años y algo rara. Flaca y huesuda, era, o me parecía, muy alta y gastaba pocas palabras. Le tenía miedo al aire, no salía nunca, no quería que entráramos en su cuarto y más de una vez la pesqué robando y escondiendo comida. En el barrio decían que la muerte, o la desaparición, de Muraña la había trastornado. La recuerdo siempre de negro. Había dado en el hábito de hablar sola.
La casa era de propiedad de un tal señor Luchessi, patrón de una barbería en Barracas. Mi madre, que era costurera de cargazón, andaba en la mala. Sin que yo las entendiera del todo, oía palabras sigilosas: oficial de justicia, lanzamiento, desalojo por falta de pago. Mi madre estaba de lo más afligida; mi tía repetía obstinadamente: Juan no va a consentir que el gringo nos eche".

"Al otro día mi madre me mandó que fuera con ella a lo de Luchessi. Sé que iba a pedirle una prórroga; sin duda me llevó para que el acreedor viera su desamparo. No le dijo una palabra a su hermana, que no le hubiera consentido rebajarse de esa manera. Yo no había estado nunca en Barracas; me pareció que había más gente, más tráfico y menos terrenos baldíos. Desde la esquina vimos vigilantes y una aglomeración frente al número que buscábamos. Un vecino repetía de grupo en grupo que hacia las tres de la mañana lo habían despertado unos golpes; oyó la puerta que se abría y alguien que entraba. Nadie la cerró; al alba lo encontraron a Luchessi tendido en el zaguán, a medio vestir. Lo habían cosido a puñaladas".

"Un día llovió a cántaros. Como yo no podía ir a la escuela, me puse a curiosear por la casa. Subí al altillo. Ahí estaba mi tía, con una mano sobre la otra; sentí que ni siquiera estaba pensando. La pieza olía a humedad. En un rincón estaba la cama de fierro, con el rosario en uno de los barrotes; en otro, una petaca de madera para guardar la ropa. En una de las paredes blanqueadas había una estampa de la Virgen del Carmen. Sobre la mesita de luz estaba el candelero.
Sin levantar los ojos mi tía me dijo:
-Ya sé lo que te trae por aquí. Tu madre te ha mandado. No acaba de entender que fue Juan el que nos salvó. -
-¿Juan? -atiné a decir-. Juan murió hace más de diez años.
-Juan está aquí -me dijo-. ¿Querés verlo?
-Abrió el cajón de la mesita y sacó un puñal".
Ubicación del Pasaje Russel en Buenos Aires


Ver mapa más grande

Pasaje Russel



Borges y el arrabal, contado por Magdalena Ruiz Guiñazú

Boomp3.com




domingo, 19 de octubre de 2008

El zahir

Comenzándo con la búsqueda de Buenos Aires en la literatura de Borges, encontramos una referencia en su cuento El zahir, incluido en el libro El Aleph. Allí, al volver del velorio de su amada, el protagonista toma una bebida en un almacén en la esquina de Chile y Tacuarí -San Telmo-, y mezclada entre las monedas de su vuelto le dan el Zahir:

"En los velorios, el progreso de la corrupción hace que el muerto recupere sus caras anteriores. En alguna etapa de la confusa noche del seis, Teodolina Villar fue mágicamente la que fue hace veinte años; sus rasgos recobraron la autoridad que dan la soberbia, el dinero, la juventud, la conciencia de coronar una jerarquía, la falta de imaginación, las limitaciones, la estolidez. Más o menos pensé: ninguna versión de esa cara que tanto me inquietó será tan memorable como ésta; conviene que sea la última, ya que pudo ser la primera. Rígida entre las flores la dejé, perfeccionando su desdén por la muerte. Serían las dos de la mañana cuando salí. Afuera, las previstas hileras de casas bajas y de casas de un piso habían tomado ese aire abstracto que suelen tomar en la noche, cuando la sombra y el silencio las simplifican. Ebrio de una piedad casi impersonal, caminé por las calles. En la esquina de Chile y de Tacuarí vi un almacén abierto. En aquel almacén, para mi desdicha, tres hombres jugaban al truco.

En la figura que se llama oximoron, se aplica a una palabra un epíteto que parece contradecirla; así los gnósticos hablaron de luz oscura; los alquimistas, de un sol negro. Salir de mi última visita a Teodolina Villar y tomar una caña en un almacén era una especie de oxímoron; su grosería y su facilidad me tentaron. (La circunstancia de que se jugara a los naipes aumentaba el contraste.) Pedí una caña de naranja; en el vuelto me dieron el Zahir; lo miré un instante; salí a la calle, tal vez con un principio de fiebre. Pensé que no hay moneda que no sea símbolo de las monedas que sin fin resplandecen en la historia y la fábula. Pensé en el óbolo de Caronte; en el óbolo que pidió Belisario; en los treinta dineros de Judas; en las dracmas de la cortesana Laís; en la antigua moneda que ofreció uno de los durmientes de Éfeso; en las claras monedas del hechicero de las 1001 Noches, que después eran círculos de papel; en el denario inagotable de Isaac Laquedem; en las sesenta mil piezas de plata, una por cada verso de una epopeya, que Firdusi devolvió a un rey porque no eran de oro; en la onza de oro que hizo clavar Ahab en el mástil; en el florín irreversible de Leopold Bloom; en el luis cuya efigie delató, cerca de Varennes, al fugitivo Luis XVI. Como en un sueño, el pensamiento de que toda moneda permite esas ilustres connotaciones me pareció de vasta, aunque inexplicable, importancia. Recorrí, con creciente velocidad, las calles y las plazas desiertas. El cansancio me dejó en una esquina. Vi una sufrida verja de fierro; detrás vi las baldosas negras y blancas del atrio de la Concepción. Había errado en círculo; ahora estaba a una cuadra del almacén donde me dieron el Zahir".









Ver mapa más grande


Enlaces:
Leer El Zahir, de Borges.
Borges explica que es el Zahir, en el blog El Zahir

sábado, 18 de octubre de 2008

Otros mapas

Desde el 30 de septiembre, en el shopping Abasto de Buenos Aires, existe un espacio especialmente diseñado para mostrar y votar los diferentes proyectos que forman parte del concurso "2010-Una nueva postal para la Argentina". Esta iniciativa se propone, a través de la votación del público, encontrar un nuevo símbolo arquitectónico porteño, el cuál se sumaría al ya tan presitgioso y reconocido mundialmente Obelisco. El concurso es organizado por la firma IRSA, quién se hará cargo de la construcción del proyecto ganador en 2010, año en el que la ciudad conocerá sus 200 años de vida.

El video que subimos al blog está grabado por nosotros mismos, y quizás no haga referencia directamente a nuestra propuesta de trabajo sobre Borges, pero igualmente se relaciona con la consigna central, ya que, como se podrá ver, se trata de un "piso mapa"...




miércoles, 8 de octubre de 2008

Buenos Aires (Soneto de Jorge Luis Borges)

Acaso una de las composiciones más sublimes de toda la obra de Borges. Viene a tono porque de él y de Buenos Aires trata el concepto de nuestro trabajo práctico. El texto pertenece a el libro "El otro, el mismo" de el año 1964. Siempre es bueno volver a leerlo.

BUENOS AIRES
Y la ciudad ahora es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana. Aquí, mis pasos
urden sus incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra, en la no menos vana
sombra final, se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto.
Será por eso que la quiero tanto.

jueves, 2 de octubre de 2008

EPIC 2014: Evolving Personalized Information Construct

Con ustedes, el falso documental que vimos en clase sobre el futuro de las tecnologías y del procesamiento de datos a nivel mundial.


miércoles, 1 de octubre de 2008

Centro Cultural Borges

Aquí, dentro de las Galerías Pacífico de Capital Federal, se encuentra el Centro Cultural Borges. Nuestro trabajo práctico, se desarrollará en base a algunas direcciones de la ciudad que Borges nombra en sus obras. De a poco le iremos dando forma al proyecto/trabajo...



Ver mapa más grande